El pueblo ha triunfado a pesar de un proceso electoral enconado y desigual. La elección, en segunda vuelta, ha concluido con la victoria de Ollanta Humala. Vencidos también han sido la guerra sucia de desinformación, difamación e intimidación desatada por los sectores ultraconservadores, racistas y corruptos financiados por egoístas intereses viculados a las empresas mineras y los bancos, el Opus Dei y la mafia fujimorista que amenazaba con volver. Este triunfo electoral es también el triunfo de los ciudadanos que quieren afirmar la democracia, la libertad y reconciliar la ética con la política.
Los resultados electorales muestran que la esperanza, una vez más, ha vencido al miedo. El voto de las regiones a favor de Ollanta Humala es abrumador, un verdadero huayco electoral en el centro y sur del país de consecuencias y significados que puede marcar un cambio de época a tono con la tendencias políticas de Latinoamérica.
En Cajamarca, pese al millonario patrocinio de las empresas mineras, sus operadores políticos no han podido corromper las aspiraciones de la mayoría de cajamarquinos y cajamarquinas. Celebramos el haber podido revertir la votación de la primera vuelta y lograr que Gana Perú consiga una victoria electoral que expresa y recoge el clamor de nuestros hemanos y hermanas agricultores que luchan contra la imposición que se les quiere hacer para que acepten los proyectos mineros de Tantahuatay, la Zanja, Minas Conga, Mogol y Quilish.
Vemos que la reacción contra la victoria de Ollanta Humala, está siendo automática, irreflexiva. La derecha que ha perdido, exige paradójicamente al nuevo presidente, con veladas amenazas, que se le otorgue garantías para sus mezquinos intereses, es la misma derecha que fue incapaz de alzar su voz para condenar el autogolpe fiujimorista y que coexistió afablemente con una dictadura sanguinaria y corrupta. Sabemos que estos sectores no darán tregua al nuevo régimen electo que se halla comprometido con los más pobres, los trabajadores y empresarios honestos.
El primer discurso del presidente Ollanta ha confirmado su programa electoral y expresado su voluntad de concertar y buscar la unidad de la nación. Esperamos que el nuevo jefe de estado comprenda que el mandato confiado no es uno incondicional. En el momento histórico presente cargado de grandes frustraciones, el movimiento social levanta demandas que exigen pronta atención: En educación, salud, justicia, medio ambiente, seguridad, descentralización, anticorrupción.
Tierra y Libertad celebra la elección de Ollanta Humala, nuestro voto se ha sumado con el de la gran mayoría de peruanos y peruanas que han optado por un cambio verdadero. En Cajamarca esperamos las medidas del nuevo gobienro que prioricen la agricultura, la zonificación ecológica, la planificación territorial, los controles ambientales, la supervisión laboral, el cobro de un verdadero canon y de impuestos a las inmensas sobreganancias mineras (en vez del miserable óbolo minero), la protección de las cabeceras de cuencas, la defensa del agua, las medidas sanitarias para recuperar la salud y la dignidad de los choropampinos, la protección del Cerro Quilish y las lagunas del Alto Perú y de Celendín que se hallan amenazadas por nuevos proyectos mineros.
Hemos puesto también nuestra cuota de esfuerzo y de lucha para que esta victoria electoral popular que, en Cajamarca, derrotó el financiamiento de las mineras a la campaña de Keiko Fujimori nos abra un futuro de esperanzas y de nuevas perspectivas, para que nuestra región deje de ser la de mayor conflictividad socioambiental del Perú pues se ha querido desconocer su vocación e importancia agrícola, ganadera, forestal, turística y biodiversa, para someterla a la sola expansión desordenada, ilimitada y altamente contaminante de las actividades mineras. Esperamos que con el nuevo gobierno nacional y la acción de nuestro gobierno regional ise nvertirá el actual destino que nos han querido imponer: Somos una región en la que la minería debe estar sometida a la metas de desarrollo equitativo, justo, ecológicamente sostenible y no una región a la que la corrupción y el abuso la han puesto a disposición del saqueo y la contaminación de las empresas mineras y sus abusivos services. La minería debe ser territorialmente limitada, su rol en el auténtico desarrollo humano implica que en Cajamarca habrá zonas de exclusión de actividades mineras, como el propio Ollanta Humala lo dijo en la Plaza de Armas de la ciudad: El Quilish No se explota!
Los resultados electorales muestran que la esperanza, una vez más, ha vencido al miedo. El voto de las regiones a favor de Ollanta Humala es abrumador, un verdadero huayco electoral en el centro y sur del país de consecuencias y significados que puede marcar un cambio de época a tono con la tendencias políticas de Latinoamérica.
En Cajamarca, pese al millonario patrocinio de las empresas mineras, sus operadores políticos no han podido corromper las aspiraciones de la mayoría de cajamarquinos y cajamarquinas. Celebramos el haber podido revertir la votación de la primera vuelta y lograr que Gana Perú consiga una victoria electoral que expresa y recoge el clamor de nuestros hemanos y hermanas agricultores que luchan contra la imposición que se les quiere hacer para que acepten los proyectos mineros de Tantahuatay, la Zanja, Minas Conga, Mogol y Quilish.
Vemos que la reacción contra la victoria de Ollanta Humala, está siendo automática, irreflexiva. La derecha que ha perdido, exige paradójicamente al nuevo presidente, con veladas amenazas, que se le otorgue garantías para sus mezquinos intereses, es la misma derecha que fue incapaz de alzar su voz para condenar el autogolpe fiujimorista y que coexistió afablemente con una dictadura sanguinaria y corrupta. Sabemos que estos sectores no darán tregua al nuevo régimen electo que se halla comprometido con los más pobres, los trabajadores y empresarios honestos.
El primer discurso del presidente Ollanta ha confirmado su programa electoral y expresado su voluntad de concertar y buscar la unidad de la nación. Esperamos que el nuevo jefe de estado comprenda que el mandato confiado no es uno incondicional. En el momento histórico presente cargado de grandes frustraciones, el movimiento social levanta demandas que exigen pronta atención: En educación, salud, justicia, medio ambiente, seguridad, descentralización, anticorrupción.
Tierra y Libertad celebra la elección de Ollanta Humala, nuestro voto se ha sumado con el de la gran mayoría de peruanos y peruanas que han optado por un cambio verdadero. En Cajamarca esperamos las medidas del nuevo gobienro que prioricen la agricultura, la zonificación ecológica, la planificación territorial, los controles ambientales, la supervisión laboral, el cobro de un verdadero canon y de impuestos a las inmensas sobreganancias mineras (en vez del miserable óbolo minero), la protección de las cabeceras de cuencas, la defensa del agua, las medidas sanitarias para recuperar la salud y la dignidad de los choropampinos, la protección del Cerro Quilish y las lagunas del Alto Perú y de Celendín que se hallan amenazadas por nuevos proyectos mineros.
Hemos puesto también nuestra cuota de esfuerzo y de lucha para que esta victoria electoral popular que, en Cajamarca, derrotó el financiamiento de las mineras a la campaña de Keiko Fujimori nos abra un futuro de esperanzas y de nuevas perspectivas, para que nuestra región deje de ser la de mayor conflictividad socioambiental del Perú pues se ha querido desconocer su vocación e importancia agrícola, ganadera, forestal, turística y biodiversa, para someterla a la sola expansión desordenada, ilimitada y altamente contaminante de las actividades mineras. Esperamos que con el nuevo gobierno nacional y la acción de nuestro gobierno regional ise nvertirá el actual destino que nos han querido imponer: Somos una región en la que la minería debe estar sometida a la metas de desarrollo equitativo, justo, ecológicamente sostenible y no una región a la que la corrupción y el abuso la han puesto a disposición del saqueo y la contaminación de las empresas mineras y sus abusivos services. La minería debe ser territorialmente limitada, su rol en el auténtico desarrollo humano implica que en Cajamarca habrá zonas de exclusión de actividades mineras, como el propio Ollanta Humala lo dijo en la Plaza de Armas de la ciudad: El Quilish No se explota!