martes, 30 de octubre de 2012

La Defensoría y el párroco actuaron de manera perversa” en San Ignacio


San Ignacio.- Jesús Suárez fue designado por el Ingemmet para negociar la liberación de los tres geólogos de esa institución, secuestrados el domingo pasado por miembros de la comunidad Awajún de Supayacu, en la provincia cajamarquina de San Ignacio. Aquí habla del peligroso escenario que encontró, de la rara actitud de las autoridades que lo acompañaron y de cómo, finalmente, consiguió liberar a los geólogos tras cuatro días de encierro. 
¿Qué escenario encontró al llegar a Supayacu?
Llegamos al mediodía del miércoles y los nativos nos esperaban con los rostros pintados y lanzas en la mano, en señal de guerra.
Ud. llegó con una comitiva de autoridades de la provincia cajamarquina de San Ignacio.
Sí, con 12 personas: el alcalde provincial, varios gobernadores, representantes de la Defensoría del Pueblo, la fiscalía, representantes de la Mesa de Concertación, de la Iglesia Católica y tres Awajún que habían viajado a San Ignacio.
Los Awajún acusaban a los geólogos de trabajar para una empresa minera y de haber ingresado sin permiso a su comunidad.
No solo los Awajún, casi toda la comitiva con la que viajé pensaba lo mismo. La primera acusación la rebatí con abundante documentación que demostraba que trabajan para el Ingemmet. El segundo punto fue más difícil porque en ningún momento me permitieron ver a los secuestrados, así que no sabía cómo habían llegado hasta Supayacu. Luego comprobé que sí habían pedido permiso.
¿Qué hacían los geólogos del Ingemmet en esa zona?
Estudios para cerrar el Mapa Nacional de Geoambiente, el cual permitirá visualizar la situación de las microcuencas de todo el país.
¿Cómo fueron las negociaciones?
El clima era hostil. Además, el diálogo fue con traductor, así que no pudo ser ágil. La asamblea duró seis horas y se inició con un mensaje nuestro: ellos debían liberar a los geólogos y yo me comprometía a gestionarles una reunión con el Ejecutivo para que le planteen sus problemas y se inicie un proceso para solucionarlos.
¿Cómo tomaron su propuesta?
En principio no la aceptaron. Pero, déjeme decirle, yo encontré ahí temas que me molestan mucho: complicidad de las autoridades, una Defensoría del Pueblo que considera que el pueblo solo son los nativos. Nunca se preocuparon por los geólogos.
¿Una visión muy paternalista?
Paternalista y muy peligrosa. Incluso, y esto me pareció francamente grosero, los representantes de la defensoría (Roly Bazán y Brenda Adrianzén) me dijeron que la única forma de resolver el problema era pagando 100 mil soles por cada geólogo.
¿La Defensoría del Pueblo le planteó pagar un rescate?
Me dijeron que el acuerdo ya estaba tomado y que tenía que pagar; si no, no los liberaban.
Pero eso es secuestro con ánimo de lucro. Con cómplices, además.
Claro, es el accionar de una banda. Además, ninguna de las autoridades que me acompañaron les dijo a los Awajún que eso estaba mal, que no podían secuestrar y pedir rescate porque era delito. Y la defensoría me insistía: tiene que pagar; si no, no los sueltan.
¿Cómo resolvieron ese punto?
Les dije a los Awajún que gestionaría la posibilidad de que el Estado haga obras en su comunidad por un equivalente a 300 mil soles o más. Pero Demóstenes Silva, el párroco de San José de Lourdes (comunidad vecina a Supayacu), insistía en que entregase la plata ese mismo día, para que se la repartan.
¿El representante de la Iglesia y los de la Defensoría complicaron las negociaciones?
La Defensoría y el párroco tuvieron una actitud realmente perversa. Hay allí un nivel de actores extracomunidad que piden cosas que la comunidad no ha solicitado, y se arrogan ser sus intérpretes. Pero finalmente la gran masa Awajún los desautorizó y se logró sacar a los geólogos.
¿Cómo así?
¿Sabes cómo? Una mujer Awajún que escuchaba la asamblea se levantó, después de seis horas de conversaciones, y empezó a hablar con una fortaleza impresionante. El traductor no quería traducir por miedo, pero le exigí que lo haga. La mujer acababa de decir que esta experiencia debía servir para que yo les transmita a las autoridades de Lima los problemas que tienen en su comunidad. Así de simple y claro. Por eso les he gestionado una reunión en la PCM el próximo 13 de noviembre. Así se logró la liberación. (Por: Luigi Faura – El Comercio)