El productor de café no desarrolla porque le falta capacitación especializada y transferencia de tecnología que le permita aumentar su producción en cantidad y calidad; así lo señala Rosel Núñez Ocampo, exitoso agricultor y microempresario de esta provincia.
“Las asociaciones o cooperativas de San Ignacio, pueden tener varias organizaciones de producción, pero deben de optar por una sola gerencia de comercialización, lo cual permitirá ahorrar costos de personal y hacer que los mercados traten con un solo representante en relación a cantidades y precios, unificando y logrando mayores ganancias”, expresó el líder campesino.
Núñez Ocampo, actualmente produce de 50 á 70 quintales de café por hectárea, mientras que el resto de productores asociados están en un promedio de 12 á 14 quintales, lo cual refleja serias debilidades considerando que tienen muchos años dedicados a esta actividad agrícola.
“Si miramos a otras organizaciones líderes cafetaleras en otras partes del país, apreciamos que están produciendo por sobre los cien quintales por hectárea, lo cual nos obliga a mirar nuestro interno y reconocer que no estamos trabajando estratégicamente”, termina diciendo nuestro entrevistado.
Asimismo, opina también, que otra de las actividades de opción económica para la población es la agroindustria, transformando nuestros productos y ofrecerlos a los mercados locales, regionales y nacionales, como actividad complementaria para el desarrollo social.