¡JUSTICIA Y LIBERTAD!
El
recordatorio de los 29 años de la tragedia de Uchuraccay, donde se
inmolaron 8 periodistas y un guía, en el intento frustrado de darle al
Perú un relato fiel de la realidad nacional, va más allá de una justa
evocación. Nos convoca a reflexionar sobre la verdadera dimensión de lo
que significa hacer periodismo en el Perú, especialmente en tiempos como
los que estamos viviendo, cuando las confrontaciones políticas parecen
inmersas en un espacio, donde la falta de diálogo y de concertación
están dando origen a una peligrosa desorientación que pone en riesgo la
solución de los graves problemas de orden económico y social que afligen
al país.
El
sólo mencionar los nombres de Jorge Sedano Falcón (Diario La
República), Eduardo de la Piniella, Félix Gavilán Huamán y Pedro Sánchez
Gavidia (El Diario de Marka), Willy Retto Torres y Jorge Luis Mendivil
Trelles (Diario El Observador), Amador García Yanque (Semanario Oiga),
Octavio Infante García (Diario Panorama, de Huamanga) y el guía Juan
Argumedo García, victimados aquel fatídico 26 de enero de 1983, es más
que suficiente para que renovemos la fe de comprender a la sociedad
peruana, trazando una experiencia continua en donde no hay lugar para la
fatiga. Y en donde sí, es necesaria, una permanente verificación de lo
que se escucha, de lo que se ve y se lee, con lo que realmente sucede.
Esa incesante búsqueda de hechos y confrontaciones con todos los
sectores de la opinión pública y pareceres de la realidad nacional, es
tarea que le corresponde al periodismo de hoy.
La
reconciliación, la inclusión y el inicio de una transformación social y
económica sí es posible, con la presencia de un periodismo ético,
cumplidor de su deber social. Así lo entiende la Asociación Nacional de
Periodistas del Perú, que desde hace 29 años, sin pausa alguna, hace
este recordatorio en tanto implica por un lado sobreponerse a los
intereses, herencias y efectos de unos y, por otro lado, hacer entrega
de una comunicación social que le dé sentido a la vida, a la esperanza, a
los sueños, nunca perdidos en un pueblo como el de nuestra nación.
No
resulta, por eso, un misterio entender qué animaba a los ocho Mártires
de Uchuraccay cuando decidieron iniciar esa marcha hacia las alturas
cordilleranas de Ayacucho en procura de la verdad. Tampoco es difícil
interpretar su estado de ánimo, sabiendo con anticipación todo el riesgo
que había que asumir en esas circunstancias. Para ellos se trataba de
cumplir con el sagrado deber de desentrañar lo que era desconocido hasta
ese momento. Responder a la inquietante pregunta ¿por qué tanto dolor
en el Perú?. Ese era el objetivo nunca desmentido: hablar con la verdad.
Pero ocurrió lo que no podía pensarse en una sociedad civilizada. La
irracionalidad se hizo presente, el fundamentalismo demencial cayó sobre
el periodismo nacional. Lo demás ya es conocido. No hubo un debido
proceso. Menos una investigación imparcial. Los testigos fueron
desaparecidos. Y, finalmente, la impunidad protegida por una débil
democracia logró lo que había pensado.
Por
eso este 29 aniversario del martirologio de los 8 periodistas y el
guía, nos lleva a tomar posiciones muy definidas. Los verdaderos
periodistas aspiramos a una verdadera democracia con libertad, sin los
peligros de terminar en la cárcel por informar con la verdad, con
libertad para acceder a la información de interés público. Así como
ayer, la Asociación Nacional de Periodistas del Perú, entrega sus
mayores esfuerzos en esta lucha contra la cultura del secretismo. Esta
es la que le causa el mayor de los daños a la vida en justicia, en paz,
en armonía.
Pero
nunca es tarde para perder las esperanzas. Así como ayer, combatimos al
terrorismo demencial, ahora seguimos en la misma lucha. Y no solamente
contra las mascaradas en las que se esconde este terrible flagelo contra
la humanidad. De la misma manera lo hacemos contra aquellos que
teniendo una cuota de poder, hacen mal uso de ella y se niegan a
despenalizar los denominados delitos de prensa y que pretenden en el
colmo de la intolerancia institucionalizar una Ley Mordaza.
Todo
esto a pesar de las recomendaciones de los más altos organismos
internacionales como Naciones Unidas y la Organización de Estados
Americanos. Todo esto a pesar de los avances de la doctrina jurídica
moderna. Todo esto a pesar de los grandes cambios tecnológicos y de la
presencia infinita de las redes sociales.
Nadie
podría ignorar que durante las últimas décadas somos un país de
permanente convulsión y, sin embargo, el Perú sigue siendo un país de
tercer mundo. La nación ha vivido hechos sin precedentes, entre ellas,
las crueles, masivas y despiadadas acciones terroristas, la
hiperinflación más devastadora de las finanzas públicas y de la economía
familiar, el deterioro de las instituciones del Estado como
consecuencia de una autocracia para no olvidar y el profundo desengaño
de una población que mantiene la aspiración de reconocerse en una
comunidad de ciudadanos libres, respetuosa de la ley, esa que hace
posible el diálogo horizontal y la concertación para poder
autogobernarnos.
Por
eso, no dejaremos jamás de rendirle homenaje a los Mártires de
Uchuraccay. Ellos han dejado una heredad de sacrificio y de nobleza. La
Asociación Nacional de Periodistas del Perú al recordarlos pone en alto
su antorcha de lucha, aviva los ánimos de un periodismo comprometido con
la historia social y económica del Perú y busca por sobre todas las
cosas el cumplimiento sincero de una comunicación social con valores y
principios y al servicio de todo el Perú.